Metacognición II
“La metacognicion se define como la capacidad de un individuo para reflexionar, comprender y controlar su propio aprendizaje. Esta capacidad implica, por una parte, conocimiento sobre uno mismo, sobre las estrategias a utilizar y sobre la aplicación de las mismas (conocimiento sobre la cognición, o aspecto reflexivo de la misma), y por otra, control sobre el proceso de aprendizaje, lo que incluye algún tipo de evaluación (regulación de la cognición o aspecto de control). (…) Esta clasificación identifica dos componentes de la metacognición: conocimiento sobre la cognición (o conciencia del propio conocimiento) y regulación de la cognición (o habilidad para hacer uso de estrategias para planificar, regular, y evaluar el proceso de aprendizaje).” (Sánchez y Vovides, 2006)
Comúnmente los fenómenos metacognitivos se asocian a procesos racionales o puramente mentales. Sin embargo, parece ser que con frecuencia estas operaciones mentales se nutren de un alto contenido emocional que, en ocasiones, pareciera “tirar” de lo mental. Cuando la razón está bloqueada, emergen las capacidades emocionales, presentes como energía de perseverancia y voluntad, para propiciar un cambio en el sistema. Las emociones irrumpen con toda su fuerza para recordarnos de que, antes que cualquier cosa, somos animales emocionales.
Numerosas investigaciones han demostrado la estrecha relación existente entre algunas capacidades metacognitivas (planificación, selección, evaluación) y un amplio abanico de emociones evolutivamente más recientes (empatía, control de impulsos). Estudios con pacientes que sufren patologías del lóbulo prefrontal, dan cuenta de cómo estas funciones cognitivas y algunas emociones típicamente “humanas”, fallan en estos pacientes. Por estos y otros muchos motivos, siempre una reflexión acerca de las capacidades metacognitivas, debe considerar la manera en que la dimensión cognitiva y emocional, trabajan inseparablemente unidas.
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